Tit 2:3-5: Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;
2:4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,
2:5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
2 P 1:5-8: vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
1:6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
1:7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
1:8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Mt 7:13,14: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
7:14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Jn 10:7: Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Col 3:14: Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
1 P 4:8: Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
Lc 1:19: Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas.
Mi 2:13: Subirá el que abre caminos delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová.
Jon 3:10: Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Ex 12:22,23: Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
12:23 Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
Pr 22:6: Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Sal 22:9,10: Pero tú eres el que me sacó del vientre;
El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. 10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer;
Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
Sal 71:6: En ti he sido sustentado desde el vientre;
De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó;
De ti será siempre mi alabanza.
Sal 78:3-8: Las cuales hemos oído y entendido;
Que nuestros padres nos las contaron.
78:4 No las encubriremos a sus hijos,
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová,
Y su potencia, y las maravillas que hizo.
78:5 El estableció testimonio en Jacob,
Y puso ley en Israel,
La cual mandó a nuestros padres
Que la notificasen a sus hijos;
78:6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán;
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,
78:7 A fin de que pongan en Dios su confianza,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,
78:8 Y no sean como sus padres,
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.
1 S 1:27,28: Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.
1:28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.
He 2:13: Y otra vez:
Yo confiaré en él.
Y de nuevo:
He aquí, yo y los hijos que Dios me dio.
1 Ti 2:15: Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Jer 1:5: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Gn 32:24-31: Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
32:25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
32:26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.
32:27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
32:28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
32:29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
32:30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
32:31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.
Sal 128: Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos.
128:2 Cuando comieres el trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás, y te irá bien.
128:3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa;
Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
128:4 He aquí que así será bendecido el hombre
Que teme a Jehová.
128:5 Bendígate Jehová desde Sion,
Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
128:6 Y veas a los hijos de tus hijos.
Paz sea sobre Israel.
Sal 127:3-5: He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
127:4 Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.
127:5 Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado
Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
1 P 3:1-7: Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
3:2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
3:3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,
3:4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
3:5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;
3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
3:7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
Sal 51: Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
51:2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
51:3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
51:5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
51:6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
51:7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
51:8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
51:9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
51:11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
51:12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
51:13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
51:14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
51:15 Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
51:18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;
Edifica los muros de Jerusalén.
51:19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
Pr 30: Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.
30:2 Ciertamente más rudo soy yo que ninguno,
Ni tengo entendimiento de hombre.
30:3 Yo ni aprendí sabiduría,
Ni conozco la ciencia del Santo.
30:4 ¿Quién subió al cielo, y descendió?
¿Quién encerró los vientos en sus puños?
¿Quién ató las aguas en un paño?
¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?
¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?
30:5 Toda palabra de Dios es limpia;
El es escudo a los que en él esperan.
30:6 No añadas a sus palabras, para que no te reprenda,
Y seas hallado mentiroso.
30:7 Dos cosas te he demandado;
No me las niegues antes que muera:
30:8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí;
No me des pobreza ni riquezas;
Manténme del pan necesario;
30:9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová?
O que siendo pobre, hurte,
Y blasfeme el nombre de mi Dios.
30:10 No acuses al siervo ante su señor,
No sea que te maldiga, y lleves el castigo.
30:11 Hay generación que maldice a su padre
Y a su madre no bendice.
30:12 Hay generación limpia en su propia opinión,
Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.
30:13 Hay generación cuyos ojos son altivos
Y cuyos párpados están levantados en alto.
30:14 Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos,
Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.
30:15 La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡dame!
Tres cosas hay que nunca se sacian;
Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta!
30:16 El Seol, la matriz estéril,
La tierra que no se sacia de aguas,
Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!
30:17 El ojo que escarnece a su padre
Y menosprecia la enseñanza de la madre,
Los cuervos de la cañada lo saquen,
Y lo devoren los hijos del águila.
30:18 Tres cosas me son ocultas;
Aun tampoco sé la cuarta:
30:19 El rastro del águila en el aire;
El rastro de la culebra sobre la peña;
El rastro de la nave en medio del mar;
Y el rastro del hombre en la doncella.
30:20 El proceder de la mujer adúltera es así:
Come, y limpia su boca
Y dice: No he hecho maldad.
30:21 Por tres cosas se alborota la tierra,
Y la cuarta ella no puede sufrir:
30:22 Por el siervo cuando reina;
Por el necio cuando se sacia de pan;
30:23 Por la mujer odiada cuando se casa;
Y por la sierva cuando hereda a su señora.
30:24 Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra,
Y las mismas son más sabias que los sabios:
30:25 Las hormigas, pueblo no fuerte,
Y en el verano preparan su comida;
30:26 Los conejos, pueblo nada esforzado,
Y ponen su casa en la piedra;
30:27 Las langostas, que no tienen rey,
Y salen todas por cuadrillas;
30:28 La araña que atrapas con la mano,
Y está en palacios de rey.
30:29 Tres cosas hay de hermoso andar,
Y la cuarta pasea muy bien:
30:30 El león, fuerte entre todos los animales,
Que no vuelve atrás por nada;
30:31 El ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío;
Y el rey, a quien nadie resiste.
30:32 Si neciamente has procurado enaltecerte,
O si has pensado hacer mal,
Pon el dedo sobre tu boca.
30:33 Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla,
Y el que recio se suena las narices sacará sangre;
Y el que provoca la ira causará contienda.
Pr 31: Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.
31:2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre?
¿Y qué, hijo de mis deseos?
31:3 No des a las mujeres tu fuerza,
Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.
31:4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino,
Ni de los príncipes la sidra;
31:5 No sea que bebiendo olviden la ley,
Y perviertan el derecho de todos los afligidos.
31:6 Dad la sidra al desfallecido,
Y el vino a los de amargado ánimo.
31:7 Beban, y olvídense de su necesidad,
Y de su miseria no se acuerden más.
31:8 Abre tu boca por el mudo
En el juicio de todos los desvalidos.
31:9 Abre tu boca, juzga con justicia,
Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.
Elogio de la mujer virtuosa
31:10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
31:11 El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
31:12 Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida.
31:13 Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con sus manos.
31:14 Es como nave de mercader;
Trae su pan de lejos.
31:15 Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
31:16 Considera la heredad, y la compra,
Y planta viña del fruto de sus manos.
31:17 Ciñe de fuerza sus lomos,
Y esfuerza sus brazos.
31:18 Ve que van bien sus negocios;
Su lámpara no se apaga de noche.
31:19 Aplica su mano al huso,
Y sus manos a la rueca.
31:20 Alarga su mano al pobre,
Y extiende sus manos al menesteroso.
31:21 No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
31:22 Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.
31:23 Su marido es conocido en las puertas,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
31:24 Hace telas, y vende,
Y da cintas al mercader.
31:25 Fuerza y honor son su vestidura;
Y se ríe de lo por venir.
31:26 Abre su boca con sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.
31:27 Considera los caminos de su casa,
Y no come el pan de balde.
31:28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
31:29 Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.
31:30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
31:31 Dadle del fruto de sus manos,
Y alábenla en las puertas sus hechos.
Lc 14:7-24: Observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió a los convidados una parábola, diciéndoles:
14:8 Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él,
14:9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a ocupar el último lugar.
14:10 Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los que se sientan contigo a la mesa.
14:11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
14:12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.
14:13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;
14:14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.
14:15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
14:16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
14:17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
14:18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
14:19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
14:20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
14:21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
14:22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.
14:23 Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
14:24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.
Sal 118:19,20: Abridme las puertas de la justicia;
Entraré por ellas, alabaré a JAH.
118:20 Esta es puerta de Jehová;
Por ella entrarán los justos.
Mt 5:13: Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Pr 14:15: El simple todo lo cree;
Mas el avisado mira bien sus pasos.